En la narrativa, los clichés son trampas invisibles que esperan al escritor incauto. Aunque en su momento pudieron ser recursos novedosos o efectivos, el uso repetitivo y predecible de ciertas ideas, frases o situaciones les ha restado frescura y autenticidad. Evitar los clichés no solo es una cuestión de estilo, sino también de respeto hacia el lector, que busca experiencias nuevas, personajes memorables y giros narrativos que lo sorprendan y conmuevan. En este post exploraremos qué son los clichés, cómo reconocerlos, algunos ejemplos comunes, consejos prácticos para evitarlos y una reflexión final sobre su impacto en la calidad de una historia.
¿Qué es un cliché?
Un cliché es una idea, frase, escena o recurso narrativo que ha sido tan utilizado que ha perdido su impacto, originalidad y capacidad de sorprender. Proviene del francés cliché, término usado antiguamente para designar una placa de impresión reutilizada, lo que ilustra perfectamente la repetición mecánica y sin innovación que caracteriza a estas fórmulas narrativas.
En la escritura, los clichés pueden aparecer en múltiples formas: frases hechas ("el destino quiso que..."), situaciones trilladas (la chica nueva en la escuela que termina enamorada del chico popular), personajes estereotipados (el genio antisocial, la mujer fatal, el mentor sabio y viejo) o estructuras narrativas previsibles. Aunque algunos lectores puedan encontrar cierta comodidad en lo conocido, abusar de los clichés empobrece el texto y disminuye su valor literario.
Características de un cliché narrativo
Reconocer un cliché puede ser difícil, sobre todo cuando el escritor está muy familiarizado con las historias tradicionales o populares. Aquí algunas de sus principales características:
1 Falta de originalidad:
El lector identifica fácilmente los acontecimientos porque ya ha visto tramas similares en muchas otras historias, sin ninguna novedad real.
2. Ausencia de profundidad:
Los personajes o situaciones carecen de complejidad interna, no muestran evolución ni contradicciones; son figuras planas, estereotipadas y sin matices genuinos.
3. Repetición excesiva:
El recurso narrativo se ha usado tantas veces en diversas obras, que ya no genera interés ni aporta algo nuevo.
4. Evocan fórmulas narrativas gastadas:
Se emplean estructuras, giros o frases tan utilizadas que han perdido toda frescura, creatividad o capacidad de provocar una reacción emocional.
5. Pérdida de impacto:
Lo que antes podía sorprender o emocionar al lector, ahora produce indiferencia, pues el resultado es evidente desde el inicio.
Ejemplos de clichés comunes
La mejor manera de identificar los clichés es verlos en acción. Aquí algunos frecuentes en la narrativa:
1. El personaje común que descubre que tiene un destino grandioso y poderes ocultos.
2. El villano sin matices, un malvado por el simple gusto de serlo, sin profundidad psicológica.
3. El personaje que muere justo después de confesar algo importante.
4. El final donde todo fue un sueño.
5. El héroe perfecto que salva el mundo solo, sin ayuda de nadie.
6. El escritor dentro de la historia que es en realidad el autor del libro.
7. La personaje frío e independiente que cambia al conocer a la pareja correcta.
8. El policía retirado que vuelve por un último caso.
9. El asesino es el mayordomo.
Cinco tips para evitar los clichés en la escritura narrativa
Afortunadamente, evitar los clichés es posible si el escritor trabaja con atención, creatividad y una mirada crítica hacia su propio proceso. Aquí cinco estrategias útiles:
1. Cuestiona lo primero que se te ocurra.
Las ideas iniciales suelen venir contaminadas por el imaginario colectivo: películas, novelas populares, series o fórmulas repetidas. En vez de usarlas de inmediato, examínalas con lupa. ¿Es algo que ya has visto antes? ¿Puedes darle una vuelta?
2. Crea personajes con contradicciones.
Los personajes cliché suelen estar definidos por una sola característica. Un personaje bien construido es complejo, contradictorio, humano. Dale matices, historia personal, decisiones difíciles. Un mentor sabio puede ser también inseguro. Un héroe puede tener miedo de actuar.
3. Investiga y amplía tus referencias.
Lee fuera de tu zona de confort: literatura de otros países, autores contemporáneos, ensayos, poesía. Cuantas más voces escuches, más lejos estarás de los lugares comunes. La diversidad de fuentes alimenta la originalidad.
4. Usa los clichés como punto de partida, no de llegada.
A veces un cliché puede ser útil… si sabes transformarlo. Por ejemplo, si vas a usar "el elegido", ¿qué pasaría si no quiere serlo? ¿O si resulta que no lo era y alguien más debe tomar su lugar? Jugar con las expectativas del lector puede generar giros originales.
5. Reescribe sin parar.
Muchos clichés se cuelan en la primera versión. No te preocupes por eso al comienzo. La clave está en revisar, pulir, cuestionar cada escena y cada diálogo. Si algo te suena familiar o predecible, probablemente lo sea. Cambia el enfoque, busca una perspectiva distinta.
Los clichés son enemigos silenciosos de la creatividad narrativa. No se presentan como errores evidentes, sino como atajos tentadores que ahorran esfuerzo a costa de calidad. Al evitarlos, no se trata de buscar la originalidad por la originalidad misma, sino de respetar la inteligencia del lector, ofrecerle experiencias nuevas y construir mundos narrativos con autenticidad. La escritura, como cualquier arte, implica riesgos, preguntas, incomodidad. Pero también es allí donde nacen las historias memorables: lejos de lo fácil, lejos de lo ya visto, lejos de lo cliché.
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